Llegamos al Club Náutico con los primeros rayos del sol y nos encontramos a Miguel en plena actividad. Sacó dos kayaks más al agua y salimos a remar. Miguel es un caballero uruguayo de una criollez cautivadora, sus ojos hablan de un ser que se levanta todas las mañanas de la vida a remar por los ríos del sur del país. Cruzamos el puente, yo en el kayak rojo que me prestó Nacho, Nacho en uno blanco de Miguel y Miguel llevaba a Amanda en uno doble, y remamos hasta un lugar donde te metes por entre las ramas y llegas a la Laguna de Punta Vista. Ahí se dió un baño Amandita y salimos de nuevo al Caroní, pasamos frente a La Llovizna y paramos entre las piedras junto a una cascada preciosa. Vi los Martín pescador más grandes de mi vida, muchos loros y algunas garzas en el camino, pero sobre todo agua, muchísima agua en el Caroní, el 2do río más grande que tenemos.


Regresamos junto a la corriente serena del Caroní, sacamos los kayaks del agua, dejamos el alma en remojo y me regresaron a la extraordinaria cama del Hotel 286 para luego volver a casa con la parranda de periodistas trasnochados e infinitamente agradecida con Nacho, Amanda; Miguel y el Caroní.
No hay comentarios:
Publicar un comentario