2do Festival Roca Caracas en La Guarita

El pasado fin de semana (5 y 6 de noviembre 2011) se llevó a cabo la Segunda Edición del Festival Roca Caracas en la conocida escuela de escalada La Guairita, al evento acudieron 23 equipos en todas las categorías abiertas para el “Maratón Roquero”, este número casi dobló al de la primera edición, contando incluso, con una cordada Colombiana patrocinada por The North Face y una invitada Colombo-Venezolana entre las femeninas expertas, esto demuestra la aceptación que ha tenido entre la comunidad de escaladores este evento.

El formato utilizado fue el mismo de la primera edición pero esta vez con ciertas limitaciones para las categorías; los expertos solo podían probar las vías de 6c / 5.11a en adelante mientras que las categorías menores utilizaban el mismo grado como tope, click aquí para ver lista de vías abiertas para la competencia.

A pesar de las condiciones adversas en las que se encontraba La Guairita por las constantes lluvias que se han presentado en el panorama nacional a lo largo de este año, no hubo mayores contratiempos en escalar la mayoría de las 68 vías abiertas para la competencia, los participantes se encargaron de secarlas a pegues, todo sea por sumar los preciados puntos y el bono adicional si se encadenaba la ruta al primer intento, en la categoría expertos este bono fue la diferencia, sobretodo cuando las fuerzas mermaban durante el segundo día de competencia y cada cadena y cada bono se hacían invaluables, este simple hecho brindó durante el día domingo un ambiente tenso pero emocionante, frustrante pero motivante, competitivo pero sano y lleno de emociones. Cabe destacar que el equipo de merideños Wilmer Pérez y Yorkis Jiménez y colombianos Rafael Avila y Cristian tuvieron que probar casi todo al flash o a vista.

La organización del evento estuvo al la altura de las expectativas durante los dos días, con excepción de varios errores a la hora de presentar los resultados, sin embargo fue solo cuestión de tiempo resolver el contratiempo y anunciar las verdaderas posiciones de las cordadas.

Para tu deleite, ve este video que es un resumen del evento...


Excursionando en la GRAN SABANA

Algunos paisajes pueden convertirse radicalmente con los cambios de estación y ese es el caso de La Gran Sabana. En verano es la época de los cielos azules, los tepuyes se muestran impúdicos, los ríos bajan la guardia y se tornan dóciles, accesibles, los excursionistas son felices ante el horizonte despejado y los puri puris cogen mínimo. También es la pesarosa época de las quemas.
En invierno todo cambia. La sabana se pone verde clarito, brillante, los chaguaramos se inundan, los ríos despliegan su poder, los puri puri se desperezan hambrientos y los tepuyes dejan la coquetería para ponerse a trabajar en la producción de agua y más agua para esa inmensidad sedienta.
Son dos espectáculos disímiles. Fascinantes ambos. Yo acabo de llegar de esa sabana lluviosa y verdecita, andaba con mi madrecita y mi primo en la de trabajadera de la guía. Como fue un viaje largo lo dividiré en varios post cortos, temáticos, con sus foticos.
Esta vez quiero que vean el salto del Río Yuruaní en su máxima expresión, porque yo jamás había presenciado en él esta demostración de fuerza , igual me asombré con el Salto Kamá, el Kawi y Salto Paraíso. Insólitos. De ríachuelos silvestres y mansos pasan a convertirse en bestias que reparten vida oxigenada. 
Sí es verdad que no es la mejor época para ver los tepuyes, pero si tienes la suerte de que se despejen, los ves chorreando de cascadas por todas las paredes en su habitual faena de regar la sabana y te consuelas con extraordinarios baños de río que incluyen masajes en algunos salticos pequeños. En las pozas te puedes lanzar de cabeza y nadar con cancha y por toda la sabana se ven los dedos de agua paseando por la inmensidad y pintando de fresco el paisaje y en las mañanas la neblina cubre de rocío cada matica.

Documental Proyecto Cumbre

 
Anoche compre un quemadito de Extremos, la película documental que cuenta la historia de Proyecto Cumbre. He tenido que sentarme a organizar mis sentimientos para escribir este post. No sólo porque conozco, admiro y quiero a todos los integrantes de esta aventura, incluyendo a la gente de Explorart que realizó la producción. Tampoco porque como periodista le he dedicado mi carrera a gente como ellos. Ni siquiera es el orgullo como venezolana lo que me mueve a escribir estas líneas. 
Lo que me mueve desde lo más profundo de mis cimientos es ver el fruto de la constancia convertida en imágenes, es darme cuenta de que lo que para unos es una locura, un absurdo, una pérdida de tiempo, hasta una extravagancia, comprende para otros una misión de vida, una religión, una creencia con profundas raíces en el amor por la naturaleza. Porque viendo Extremos me queda claro que viajar es, y será siempre, el mayor aprendizaje de vida que los seres humanos podemos experimentar. En definitiva, eso es Proyecto Cumbre: un gran viaje.
 El hilo del relato lo lleva la expedición que hicieron en 2008 a Groenlandia y a través de ella se va deshilachando el resto de la historia de estos expedicionarios que se convirtieron en una rara especie de héroes nacionales. Están la cumbres fallidas y las alcanzadas, la legendaria expedición al Everest en la que aprendimos que la noción de equipo es tan importante, que haber tenido a dos miembros en el techo del planeta, significó un triunfo absoluto para todos. Son particularmente sobrecogedores los relatos de Pakistán y ni hablar de la hazaña a los polos Norte y Sur. Pero lo más conmovedor es encontrarse con gente normal y corriente, que aprendió a tomar decisiones a favor del grupo y no de los individuos, que es capaz de sacrificarse en pro del resto del equipo, que han perdido compañeros, se han lesionado, han invertido dinero, tiempo y esfuerzo en llevar a cabo lo que para ellos significa vivir. 
Las imágenes son asombrosas, en un par de horas sales sintiendo que recorriste el mundo con Proyecto Cumbre, la historia es hermosa y está magistralmente bien contada -mis respetos por ello a Juan Carlos Lopez Durán, el director-, la música es acogedora, los testimonios resultan reveladores y el elemento humano es estremecedor. Esa lección de constancia queda grabada en la retina, llena de azules intensos, blancos infinitos, verdes brillantes, amaneceres polares, paisajes lejanos, cercanos, llantos contenidos, risas fraternales.

FAUNA CARAQUEÑA

No ha terminado de calentar el sol cuando un escándalo asalta la zona. Todos los días. A la misma hora. Adoraría saber qué es lo que se dicen las guacamayas desde tan temprano con semejante euforia. Se darán los buenos días, comentarán el clima, dilucidarán el menú, resolverán cuitas. Las mañanas sobre todo, pero también las tardes. Todo parece indicar que el ciclo solar las alebresta. No quiere decir que estén vetados los arrebatos a pleno mediodía, pero suelen ser respetuosas de sus horarios y guardan sus más sonoros chillidos para la salida y la puesta del sol.
Cuando vivía en Los Palos Grandes las veía de vez en cuando, pero desde que me mudé a Sebucán -justo entre El Ávila y El Parque del Este- soy vecina afable de un grupete de guacamayas maracaná. Tras investigar un poco, he llegado a la feliz conclusión de que dos de ellas anidan en el cadaver de chaguaramo del edificio de enfrente. Las veo en las mañanas con sus cabecitas verdes asomándose en lo más alto del agujero, pasean por los árboles, se encaraman en el chaguaramo de al lado que aún conserva una abundante melena, discuten y se apurruñan. Es una maravilla que conmueve profundamente mi cotidianidad.
El tema es que de algo malo, puede surgir algo positivo. Caracas está entre las primeros 5 ciudades del mundo en diversidad de psitácidos. La sublime ironía es que esta urbe que derrama sangre humana con desgarradora destreza, resulta segura para los loros y las guacamayas. Sí, segura y Caracas pueden coexistir en una misma frase. Insólito. 
 Para los psitácidos Caracas es un paraíso en el que escacean los depredadores naturales, les provee sitios de anidación más seguros, abunda el alimento y la correlación entre la cantidad de árboles y la proporción de emplumados es positiva. Estas aves de colores se alimentan de unas 20 especies de plantas y 14 de ellas son nativas. Una razón más para sembrar almendrones, mangos y pomagás. Una razón más para proteger al Ávila, al Parque del Este, para fomentar la construcción de zonas verdes, para querer convertir a La Carlota en un súper parque, para no permitir que talen el árbol de tu edificio sólo porque le tapa la vista a un vecino, para indignarse por el ecocidio que se perpetra en los alrededores de La Guairita. Si Caracas es segura para "alguien", hay que hacer todo lo posible para que no decidan irse ellos también.
Pero estudiarlas le ha resultado a Malú más complicado de lo que pensaba, ha logrado recolectar algunos datos de población y comportamiento, pero no son suficientes para conocer realmente el fenómeno de los psitácidos de Caracas y en base a ello ayudarlos a establecer su estadía en la urbe. 
Por ello se le ocurrió valerse de la tecnología y crear una base de datos virtual. Si ustedes también ver loritos y guacamayas cerca de casa o el trabajo, entren AQUÍ y repórtenlos. Le harán un gran favor a estos animalitos. Los únicos seres que logran sentirse seguros en Caracas.