Kayak

KAYAK EN PUERTO ORDAZ

Llegamos al Club Náutico con los primeros rayos del sol y nos encontramos a Miguel en plena actividad. Sacó dos kayaks más al agua y salimos a remar. Miguel es un caballero uruguayo de una criollez cautivadora, sus ojos hablan de un ser que se levanta todas las mañanas de la vida a remar por los ríos del sur del país. Cruzamos el puente, yo en el kayak rojo que me prestó Nacho, Nacho en uno blanco de Miguel y Miguel llevaba a Amanda en uno doble, y remamos hasta un lugar donde te metes por entre las ramas y llegas a la Laguna de Punta Vista. Ahí se dió un baño Amandita y salimos de nuevo al Caroní, pasamos frente a La Llovizna y paramos entre las piedras junto a una cascada preciosa. Vi los Martín pescador más grandes de mi vida, muchos loros y algunas garzas en el camino, pero sobre todo agua, muchísima agua en el Caroní, el 2do río más grande que tenemos.

Sobre las piedras conversamos sabrosísimo entre baños y fotos, Amanda exploraba feliz caminoteando sin miedo, el canto tronado del agua nos acompañaba y la mañana luminosa le prestaba a mi lente los más lindos colores. No podía estar más contenta con el madrugonazo, sólo por esto se sale uno sin chistar de las camas atómicas del 286: el lujo de la naturaleza y la soledad bien acompañada. Más nada es necesario para sonreír.
Miguel regresó temprano para ir a trabajar, nosotros anduvimos un poco más. En la remada de regreso paramos para hacer el intento de acercarnos a La Llovizna. Nacho y Amanda se quedaron atrás. Para Nacho en un kayak sin timón y con su muchachita, era mejor verla de lejos. Yo hice mi mejor esfuerzo, pero más pudo la fotógrafo que la aventurera, y en cuanto me puse a sacar la cámara el corrientón me botó de vuelta al río. Igual me acerqué, sentí el agua batida, escuché el escándalo y me emocioné. Eso era.
Regresamos junto a la corriente serena del Caroní, sacamos los kayaks del agua, dejamos el alma en remojo y me regresaron a la extraordinaria cama del Hotel 286 para luego volver a casa con la parranda de periodistas trasnochados e infinitamente agradecida con Nacho, Amanda; Miguel y el Caroní.

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